Nos conocimos de casualidad, como suceden las mejores cosas, aunque nos empecinemos en escribir sobre hojas con renglones. Nadie me vio subir a algún lado cuando la vi (siempre pude disimular la locura) y eso que sí subí. Después escucho cosas como que hay que ver para creer. No podía parar de pensar sobre el pie con el cual había salido de la cama, mas que nada porque no sabía cuál era (el pie). Nunca pude saber con cual pie salgo de mi cama, ninguna cama es la excepción. Además creo que nadie se pone a pensar en esas cosas a la mañana, no podría pensar en los pies cuando en la cabeza tengo tantas cosas gracias a los sueños. Normalmente sólo me acomodo el pelo como para que se vayan, ellos lo entienden y se me llevan los grilletes. Disimulo muy bien con este aparente pedazo de papel que aparento estar leyendo. Disimulo para que ella no se dé cuenta que yo estoy pensando en que si su cama sería la excepción que busco. Todo porque no prestarías tales servicios a la ciencia, tendré que mentirte.
Creí que era amor cuando sentí ese raro sentimiento en el estomago. Supongo que será por culpa de las películas de los domingos a la tarde y por culpa del insensible buffet me di cuenta que no. Hambre... amor... deben ser lo mismo, ergo hambre de amor es una redundancia (Nota personal número 23). Los antiácidos vienen en formato de canción, las fm's regalan genéricos.
-¿Estos ojos de quién son?- dijo uno.
- Míos- dije yo mientras pretendía gratitud. En realidad no se me habían caído, los había mandado a buscar mi integridad. "Malditos sean tu estilista y mi primavera", te decía sin que pudieras escuchar, mientras pensaba en que parece que últimamente las prendas echan flores antes que las plantas (moda primaveral, dicen). Se me hace la hora de ir a estar solo, entorno hacia la puerta y entono algún tema en inglés, pero bajito porque fuera de la ducha nunca canto tan lindo.
Sé que te voy a volver a ver, aunque sea de lejos sé que te voy a volver a ver. Con mi poca buena vista, mi poca memoria y mi conciliadora imaginación, no quedan dudas de que te voy a volver a ver. Aunque, tal vez esta noche te pongo un nombre y te olvido. Mejor aún será dejar que lo decida mañana la suerte. Si me levanto con el pie izquierdo...
Johnny R. Grateful.
Creí que era amor cuando sentí ese raro sentimiento en el estomago. Supongo que será por culpa de las películas de los domingos a la tarde y por culpa del insensible buffet me di cuenta que no. Hambre... amor... deben ser lo mismo, ergo hambre de amor es una redundancia (Nota personal número 23). Los antiácidos vienen en formato de canción, las fm's regalan genéricos.
-¿Estos ojos de quién son?- dijo uno.
- Míos- dije yo mientras pretendía gratitud. En realidad no se me habían caído, los había mandado a buscar mi integridad. "Malditos sean tu estilista y mi primavera", te decía sin que pudieras escuchar, mientras pensaba en que parece que últimamente las prendas echan flores antes que las plantas (moda primaveral, dicen). Se me hace la hora de ir a estar solo, entorno hacia la puerta y entono algún tema en inglés, pero bajito porque fuera de la ducha nunca canto tan lindo.
Sé que te voy a volver a ver, aunque sea de lejos sé que te voy a volver a ver. Con mi poca buena vista, mi poca memoria y mi conciliadora imaginación, no quedan dudas de que te voy a volver a ver. Aunque, tal vez esta noche te pongo un nombre y te olvido. Mejor aún será dejar que lo decida mañana la suerte. Si me levanto con el pie izquierdo...
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